La función PWM es algo en lo que posiblemente no pensemos, un fundamento que desconoceremos si no tenemos amplios conocimientos de informática técnica, pero algo con lo que estamos más habituados de lo que podríamos imaginar. Este tipo de función se lleva a cabo en segundo plano, sin que lo sepamos, pero proporcionando ventajas importantes a nuestros equipos.
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Modo PWM – ¿Qué es?
Hablamos de la función PWM como abreviatura de la modulación por ancho de pulsos, algo que se ha convertido en una práctica habitual de los interruptores de potencia modernos, controlando la energía de inercia. Esta acción tiene en cuenta la modificación del proceso de trabajo de una señal de tipo periódico. Puede tener varios objetivos, como tener el control de la energía que se proporciona a una carga o llevar a cabo la transmisión de datos.
¿Cómo funciona PWM?
La función PWM requiere de un circuito en el cual hay distintas partes bien diferenciadas entre sí. El comparador es lo que se convierte en el nexo, contando con una salida y un total de dos entradas distintas. A la hora de configurarlo tenemos que tener en cuenta que una de las dos entradas se centra en dar espacio a la señal del modulador. Por su lado, la segunda entrada tiene que estar vinculada con un oscilador de tipo de dientes de sierra para que la función se pueda llevar a cabo con éxito. La señal que proporciona el oscilador con dientes es lo que determina la salida de la frecuencia. Es un sistema que ha dado buenas demostraciones de funcionar, convirtiéndose en un recurso muy utilizado en cuanto a la disponibilidad de recursos energéticos.
¿Para qué sirve?
Tenemos que tener en cuenta distintos factores a la hora de hablar de los usos prácticos de la función PWM. Con el paso de los años y desde que la PWM entrara en vigor, las placas madre contaron con sensores de temperatura, consultables desde la bios del equipo. A partir de ese momento se impuso reducir el ruido de la CPU, haciendo que el ordenador reaccionara de distintas maneras en base al contexto. Si por ejemplo, estamos utilizando el equipo con el objetivo de descargar archivos, como demos de videojuegos, realmente el ordenador no necesita una potencia superior a la mínima. En estos casos la CPU no se calienta, no necesita el ventilador y se debe evitar gastar energía de forma innecesaria.
Cuando montamos un ordenador que deba poder ofrecer un rendimiento de primer nivel, pensamos en incluir la mayor potencia de ventilación, para que en situaciones críticas estos ventiladores puedan funcionar a toda máquina con el objetivo de evitar problemas en el equipo. Pero esta configuración se desaprovecha en momentos como en el ejemplo citado de la descarga de archivos. En estas situaciones no es necesario que el ventilador gire a toda velocidad, sino que se puede mantener en los niveles mínimos. La función PWM es una manera de regularlo.
Para perfeccionar esto se le añadió un cable adicional que manda una señal de la velocidad a la que está funcionando el ventilador. La placa base se encarga de regular la velocidad a la que debe ir el ventilador en cada momento. Si el equipo se calienta mucho, le dice con una señal que debe trabajar más. Para ello hay que configurar el ordenador desde la BIOS siempre pensando en obtener los menores índices de ruido.
Para que la función PWM tenga más sentido y sea más completa, existen accesorios que se encargan de llevar esa señal a otros ventiladores que también se puedan beneficiar de ella. El objetivo común es mejorar lo máximo posible el rendimiento de estos equipos.
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